
como comer las sobras de los perros
y los hongos verdosos en la hogaza
y el amor que se pudre sin entierro.
Tan dañino a tu diente abandonarse
como lamer el polvo, masticarlo
dejándose morder sin rebelarse,
y herido a dentelladas celebrarlo.
Tan indigestos tus besos espinosos
como un festín de alambre en confitura
de restos oxidados y herrumbrosos.
De tu lengua voraz cuando me jura
solo creo su sed devoradora
lamiendo taciturna mis aristas.
No creo tus promesas libadoras.
Hoy no como contigo. Ya no insistas.
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