miércoles, 8 de febrero de 2012

Latidos



Hoy el mundo se expande, y se abren afanosas
en danzas delicadas a mi paso las flores,
el asfalto es calzada de madera olorosa
y todos los balcones son limpios miradores,

porque la vida estalla, y me pierdo con ella
en toda la aventura que supone estar vivo,
porque vuelvo del barco metido en la botella,
de la esperanza quieta del milenario olivo.

La ciudad estridente es mi canción de cuna
y duermo a pierna suelta con todos sus sonidos,
porque el mundo se mueve, y mi sangre de luna
se torna roja y viva nutriendo mis tejidos.

El mundo se desliza, se trepa, se estremece,
se late, se entrechoca, se silba, zigzaguea,
desde el ala de insecto a la luna que mece
la tormenta, la lluvia, la pendular marea,

todo en definitiva es sólo un movimiento
que conjuga en lo simple el tremendo infinito,
el universo late con sístole violento
en mi pecho encerrado, y en su latido habito.