jueves, 1 de enero de 2015

CANÍBAL

octubre de 2008

 




Me sustento en un alma que decrece,
mengua la miel que cubre y que desarma
ese hueso astillado de memoria
que mantenía alerta mis augurios.

Soy la espina perversa e implacable
clavándose en sí misma, y sus venenos,
disfrazados de turbias conjeturas
acribillan mi pizca de esperanza.

Ya no hay nada que hacer, estoy cansada
de tanto andar buscando entre mis versos
un conjuro, una magia, una promesa
que me empape de vida y me regrese.

Mi cuerpo se devora ¿y qué le digo?
si nunca me ha escuchado,
si no sirve de nada, si maldigo
su desmedido celo

su engranaje febril por acabarme
trabaja sin descanso, qué ironía,
cuánto me debo odiar, si me devoro.
¿Auntoinmune?
caníbal de mí misma

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