
distancias insalvables, espinas sin sus rosas,
canas del corazón en lugar de en las sienes,
vírgenes con amantes y putas pudorosas,
navegantes de niebla, de mentira, de cuento,
sin barbas enredadas ni timón de madera
que hacen de la distancia un adictivo invento
donde amarlos de lejos, sin cruzar la frontera.
Esperar que los sueños ocupen las distancias,
es morir poco a poco mientras vas respirando,
es mejor perfumarse mientras hayan fragancias
y pactar con el diablo, que nos está esperando.
Quisiera revivirme mojada en tu deshielo
pero tu agua discurre llevando otro navío,
me acostumbré a echar raíces en el el cielo,
escondida en el aire, suspendida en el frío.
Me licuaré en el agua de las nubes fundidas
para tocar tus manos de cuenco, y que me abracen,
sin ser más un sustrato salino en tus heridas
ni dulce de cerezas que tus labios rechacen.
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