En la casa del hielo
meditas largamente
sujetando tu frente,
enredando tu pelo,
en la casa del hielo
las ventanas no existen,
las paredes se visten
de pedazos de cielo
los colores son fríos,
los sonidos punzantes,
y fantasmas errantes
se desplazan sombríos,
en la casa del hielo
ubicas tu morada
solitaria, varada
en todo el desconsuelo,
desatas tus cordones,
cancelas tus proyectos,
y en un trance perfecto
olvidas tus canciones.
En la casa del hielo
aguarda taciturno
un rincón para el turno
donde esperar tu duelo.
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