sábado, 3 de enero de 2015

CELESTE



Hay dos monstruos que acechan en las esquinas
azuzados por mares de azul celeste,
del océano lunar al monte agreste;
uno con piel de toro, otro, argentina,

terriblemente bellos, picos ardientes
que disparan sus balas de brillo intenso,
balas de luz y plata que en ascenso
matan a quien se acerca por imprudente,

y no hay pizca de almíbar en la cocina
de estos dos cocineros de las pasiones
sólo tienen diamantes por los rincones
y en su patio una sombra bajo una encina,

se devoran ardientes en plenilunio,
recomponen las luces mas desvahídas,
con olas espumosas curan heridas
y conjuran los ecos del infortunio.


...
La sombra de la encina, del patio umbrío,
acoge mis tristezas, mi desaliento,
entre tanta belleza, por un momento,
la vida es un impávido desafío.




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